
La marca Clinique se creó en 1968, un año después de que la editora de Vogue estadounidense, Carol Phillips, decidiera entrevistar al Dr. Norman Orentreich, uno de los dermatólogos más reconocidos de Manhattan. Al explicar su filosofía del cuidado de la piel, el doctor transmitió una idea muy simple que revolucionaría la industria de la belleza: que la piel ideal se puede crear.
En aquel entonces, la mayoría de la gente creía que una buena piel requería buenos genes. Pero el artículo resultante, titulado "¿Se puede crear una piel estupenda? Un dermatólogo explica cómo se puede y cómo no se puede", reveló una verdad sorprendente: que todos los tipos de piel, incluso los más sanos, pueden mejorarse, especialmente mediante el uso de productos cosméticos adecuados. Esto marcó el inicio de una nueva era, en la que quedó claro que nadie está limitado por la piel con la que nace. Convencidos de que la filosofía del Dr. Orentreich cautivaría a las mujeres de todo el mundo, la visionaria familia Lauder los contrató a él y a Carol Phillips para darle vida a ese concepto mediante la creación de una nueva línea de productos.